lunes, 12 de septiembre de 2011

Frío


Ya no hace calor y lo extraño tanto como a ti. Puedo recordar tu olor y me acaricio tratando de imitarte, pero nada es igual que ayer. Desde que me dejaste, el frío se apoderó de nuestra casa, espero en nuestro lecho, pero ya no puedo moverme, el frío ha congelado mi cuerpo. Sólo necesito tu calor para vivir, pero la decisión es tuya, porque yo me dejaré morir.

Los días eran demasiado cortos para nosotros, siempre deseábamos tener más. Podía recostarme en tu pecho y dormir con tranquilidad hasta que tu lengua me despertaba con ternura. Yo abría los ojos y ahí estabas, contemplándome, asombrado por estar conmigo. Sonreía y nos besábamos con dulzura y jugueteábamos en la cama. El calor de tu cuerpo borraba el frío del mío.

Sin embargo, ¿recuerdas? la última vez que estuvimos juntos me rechazaste y ese recuerdo congeló mi alma. No sé por qué me dejaste, a veces pienso que nunca te importé. Nunca entendiste que no sé tomar decisiones, pensé que me conocías mejor, pero no fue así.

Ahora me queda poco tiempo. Con mi último aliento de pido que me perdones por dejarte decidir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario